¿Cerráis con llave vuestra casa cuando os vais de
vacaciones? ¿Dejáis a buen recaudo vuestras pertenencias cuando no las lleváis
encima? Pues vuestros datos en Internet necesitan los mismos privilegios, y es
que cualquiera que quiera haceros daño puede conseguirlo fácilmente si no sois
capaces de dotar con cierta seguridad vuestra vida virtual.
Una acción tan sencilla como poner una contraseña diferente
a nuestros registros web y que, a su vez, estas contengan diferentes tipos de
caracteres como mayúsculas, minúsculas, números y símbolos especiales, tendría
que ser suficiente. A menos de que luego la apuntemos en un post-it y lo
peguemos en la pantalla del ordenador.
¿Sabéis cómo se codifican los datos? Hay varias formas, pero
actualmente, la que más se utiliza, es la criptografía asimétrica, donde cada
persona posee una clave pública, para poder encriptar el mensaje, y una clave
privada, que lo desencripta, y que son únicas, permitiendo que los mensajes
vayan seguros desde el remitente hasta el destinatario, conociéndose entre
ellos y sin que nadie pueda entrometerse. Pero como no es plan de ponernos tan
serios, voy a enseñaros un algoritmo básico para abrir la mente y que os
intereséis por estos temas. Si os digo que 'a' es 'b', 'b' es 'c', 'c' es 'd', y así
sucesivamente hasta decir que 'z' es 'a'…
Texto encriptado: RDFTQHCZC
Bueno, si ya habéis descodificado vuestro primer mensaje
gracias al código que os he facilitado, vuestro hándicap en hackeo ha
disminuido en 0,1. Seguid así hasta llegar a ser unos verdaderos hackers, pero
para bien, o lo que es lo mismo, de sombrero blanco.
EXTRA BALL: Se me ocurren tantas ideas innovadoras para aplicar a este tema, pero una vez más voy a decantarme por el juego (mira que me gusta). En cualquier momento en nuestras clases podemos cifrar un mensaje y darle la clave al destinatario para que lo descifre. Quizá de ello dependa salvar al resto del grupo o a la humanidad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario