Albert Einstein
Yo no sé vosotros, pero para mí,
que una eminencia como fue y es el Sr. Einstein le dé tanta importancia al
juego, me hace recapacitar de cómo debería de ser la escuela del siglo XXI. Y
no era solo él, personajes históricos como Kant, Nietzsche o Piaget también lo
hacían. La respuesta es sencilla y se consigue contestando a la siguiente
pregunta: ¿cómo es posible que todavía recuerde cuando jugaba con 8 años al
videojuego Final Fantasy VII y no recuerde los contenidos que vi la semana
pasada en clase? La emoción, ilusión, motivación, énfasis y un largo etcétera de
sentimientos con los que se afronta una situación de aprendizaje, marcarán
claramente el devenir de los contenidos en nuestra memoria. ¿O es que no se
rememora cierta situación pasada cuando se escucha cierta canción?
En esta entrada voy a hablar de
la gamificación, una de las biblias que me acompañará en el camino de la
docencia cuando consiga llegar a ser profesor. Como todo tema, este también
tiene detractores, pero la mayoría de estos son porque no llegan a entender
cómo trasladar los contenidos al juego o porque es mucho más cómodo coger un
libro de texto y dar una lección magistral que prepararse una clase de 55
minutos de manera diferente y personalizada. Pero no es mi estilo y en la
medida de lo posible, intentaré alimentarme con la satisfacción de ver como un
grupo de estudiantes consigue aprender gracias a los retos que se les propone.
Gamificar no significa que el
alumno juegue libremente, es dotarlo de recursos y, mediante unas pautas basadas
en el juego, consiga alcanzar los elementos del currículo establecidos en su
etapa educativa. Por lo tanto, en ningún momento se ignoran los contenidos ni
los objetivos, simplemente se muestran de manera diferente para que el
aprendizaje sea memorable.
A continuación, muestro un panel
Genially titulado “¿Cómo empezar un proyecto gamificado?”, creado por
Norberto Cuartero, donde se explican las nociones y elementos básicos
para empezar a gamificar en el aula:
EXTRA BALL: Gamificar es innovar,
pero siempre se puede aportar más. Tener feedback de las actividades propuestas
hará que el profesor continúe innovando, y decirle al alumnado que invente
otras, es una forma de explotar cualidades como la imaginación.
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