lunes, 19 de noviembre de 2018

Érase una vez un vídeo que no lo es

Vídeo: Sucesión de fotogramas por segundo, entre 15 y 60 aunque la media se establece en unos 30, para que el ojo humano vea una imagen fluida en movimiento.
Me he visto obligado a realizar esa definición para poder explicar la siguiente actividad que, en cualquier momento, el docente puede poner en práctica en su aula. Se trata de un Stop Motion, una sucesión de fotografías que, dispuestas de manera ordenada, crean la sensación de un vídeo entrecortado, pero con una gran belleza visual.
Los elementos para la realización son: una cámara fotográfica, un soporte para la misma (trípode), los elementos que van a componer la escena y un programa de edición. Para poder realizarlo, únicamente hay que seguir los siguientes pasos:
  1. Se prepara la cámara, dispuesta en una ubicación con una iluminación adecuada y constante, por lo menos para la primera experiencia ya que mover la cámara o cambiar la iluminación requiere de un perfeccionamiento de la técnica.
  2. Se prepara la escena, colocando los elementos de manera adecuada. Cuantos más elementos se modifiquen, mayor dificultad tiene el proceso.
  3. Se realiza la fotografía y volvemos al paso 2 hasta terminar la animación.
  4. Se disponen las fotografías de manera correlativa en un programa de edición y se indica el tiempo de intervalo entre fotografías, dotando de dinamismo a los elementos estáticos.
Después de esto, y dependiendo del presupuesto, tiempo y material disponible (como podréis observar a continuación yo no tenía mucho de ninguna de las 3 cosas), quedará algo tal que así:




EXTRA BALL: La actividad en sí ya es innovadora, pero si queremos ir un poco más allá, después de que los alumnos hayan planteado y comiencen el trabajo, es decir, hayan realizado las primeras fotografías, les pidamos que incluyan algún personaje o elemento que no tenga nada que ver con su historia.

sábado, 3 de noviembre de 2018

El inicio de todo

Papá, ¿cómo se hace un videojuego?
Eh…

Bueno, en esta entrada no voy a explicar cómo se produce íntegramente un videojuego, pero sí que voy a dar el recurso y las indicaciones para que el alumno pueda hacer su primer “Hello world” e intentar despertar en él la curiosidad por la programación.

Scratch (enlace aquí) es una herramienta que permite usar programación visual, la más básica y atractiva para el usuario, en una interfaz sencilla y con unos controles intuitivos, pero eso sí, con un gran potencial gracias a sus diferentes opciones de personalización. Introducir al usuario en el “exótico” arte de la programación va a resultar muy fácil con estos sencillos pasos:

  1. Elegimos el objeto a animar de entre los más de 200 que nos ofrecen o incluso subiendo nuestra propia imagen con sus diferentes disfraces (sprites). Elegimos el fondo y, si queremos, algún sonido.
  2. Una vez elegidos los diseños, pasamos a la acción. Y de eso se trata, la escena puede cobrar vida mediante las diferentes acciones que podemos indicar que haga, por ejemplo, nuestro personaje, con ordenes como “decir ‘Hello!’ por ‘x’ segundos”, “repetir ‘x’ veces” un “mover ‘x’ pasos” o “si ‘tocando puntero del ratón’ entonces ‘esconder’. Y como estas, un sinfín de sentencias más para que nos quede un juego de lo más bonito.

Una curiosidad es que Scratch no solo sirve para hacer pequeños juegos, sino que también permite realizar animaciones, presentaciones y todo aquello que necesite transición cuándo y cómo nosotros le digamos que debe ser.

Mira papá, mi primer juego.
Veo que lo has hecho como yo te dije.
Eh…

EXTRA BALL: El toque de innovación utilizando esta herramienta puede darse cuando el profesor le da un recurso Scratch ya realizado al alumno y le pide que resuelva una situación sin utilizar la forma sencilla o con el mínimo número de sentencias.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Un curso de mecanografía al alcance de todos

Que fácil resulta utilizar “copia/pega” para la realización de trabajos, pero, ¿qué tal si vamos un poco más allá y practicamos la sana costumbre de escribir los trabajos con nuestras propias palabras? Claro, para ello habrá que tener cierta soltura en la escritura mediante teclado y para ello, que mejor recurso que el que os propongo a continuación.

Su nombre es Typing Club, y la descripción en su página web (enlace aquí), nos explica que es “un curso gratis de mecanografía en español”, y yo digo “¡y pedazo de curso!”. Se trata de 38 unidades con un total de más de 500 actividades, cada una de ellas con su parte práctica y su evaluación por estrellas, un recurso que motivará a nuestros alumnos a seguir consiguiendo la máxima puntuación mientras aprenden. Además de las estrellas, también tiene un apartado de insignias para conseguir las medallas “Mecanógrafo Abrasador” o “Triturador de Teclado” entre otras.

Como casi todos los recursos gratuitos, este también tiene una opción de pago que elimina la publicidad y ofrece algún contenido exclusivo pero realmente no es necesario para que el alumno aprenda a utilizar el teclado de manera eficaz y eficiente. Un recurso gratuito y al alcance de todos.

EXTRA BALL: Podemos dotar la actividad de un toque de innovación si tapamos los ojos al alumno mientras la practica e ir diciéndole lo que tiene que teclear.